Condenamos categóricamente la invasión de Ucrania por Vladimir Putin, y seguimos llamando a un alto al fuego inmediato, a la retirada de las tropas de la Federación Rusa, y a la solidaridad con los defensores de la soberanía ucraniana.
Esta guerra brutal beneficia solamente a los belicistas, y a los que están a favor de una seguridad militarizada -vean el repunte súbito a favor de la OTAN en Finlandia, y el aumento significativo del presupuesto militar de la República Federal de Alemania.
Ya estamos en guerra, aunque vivamos en paz. Una guerra continua, librada contra el público. Contra el 99%. Contra la gente de a pie, convertida ahora en carne de cañón para los poderes existentes. Y no solo se trata de la humanidad, se trata de la vida misma, de reducir el planeta en un simple recurso para construir imperios de fantasía. La desigualdad y el cambio climático siguen sembrando el caos entre la población, pero el 1% partidario de las guerras está ganando.
Mientras las inundaciones, nevadas, e incendios, ocurren al mismo tiempo, el champán sigue presenciando la firma de cada contrato de armamento. Esta industria de 2 trillones de dólares al año no se conforma con sus ganancias tan inevitables como la muerte o los impuestos, también tiene “consejos de administración conectados con los grandes medios de comunicación” que impulsan su agenda belicista.
Así se fabrican las guerras, “nacen del derribo de las sociedades civiles, existen por el miedo, la codicia, y la paranoia, son llevadas a cabo por gángsters, que surgen desde lo más bajo de nuestras sociedades y aterrorizan a todos, incluso a los que pretenden proteger”.
¡Un enfoque reformista ya no es factible, y como siempre ha sido, tenemos que unirnos, y responder a la llamada a dejar de apoyar la guerra!
Por lo tanto exigimos que:
- Los movimientos progresistas tengan que incluir en sus causas a los complejos militar-industrial, y a movilizar a sus miembros para que se involucren activamente en contra de la militarización
- La sociedad civil debe de organizarse de manera proactiva para lograr la paz a través de, entre otras medidas:
Campañas por el cierre de las bases militares en el extranjero, y por la expulsión de las tropas extranjeras de todas las naciones. ¡Que vuelvan a sus queridas patrias!
Campañas por la desinversión de fondos públicos y privados en la industria armamentística. ¡No se consiguen beneficios de la sangre!
Acciones contra las empresas que fabrican armas, los proveedores logísticos, las compañías navieras… ¡No pasarán!
Hacer visibles para el público la industria de las armas, sus lobbies, y defensores. ¡Basta de esconderse en la sombra!
Una llamada para poner un punto final a la participación en alianzas militares por todo el planeta; estas organizaciones supra nacionales están fuera del control de la democracia y solamente benefician a los belicistas. ¡No puede existir la seguridad a través de la OTAN/CSTO/CSDP!
¡Insistir en la eliminación de las armas de destrucción masivas!
Progresar hacia alternativas a los conflictos centradas en la paz, e insistir en la resolución no violenta de estos conflictos para crear una cultura de la paz. ¡Seguridad para todos sin derramamiento de sangre!
Promover el cese de los discursos de odio bajo todas sus formas, y al cese de las formas de castigo colectivo, incluyendo las sanciones que dañan a la población.
- Nuestros representantes electos deben de considerar su lealtad hacia la humanidad y empezar, entre otras medidas, a:
Enfocar la no violencia como parte de las políticas públicas, y a legislar para disminuir el nivel de gastos militares, y redirigir esos recursos a los sectores que más los necesitan, por ejemplo un transporte público gratuito, una sanidad gratuita, y universal, la generación de energía renovable a nivel local…
Instar a firmar y a ratificar todos los instrumentos del derecho internacional que promuevan los derechos universales, la desmilitarización y la eliminación de las armas de destrucción masiva
Acabar con la política de sanciones que, como lo ha demostrado la historia, arrasa con los pueblos y viola los derechos humanos. ¡Las personas no deberían ser castigadas por los actos de sus dirigentes!
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